30 años después del huracán Andrew: lecciones sobre la preparación de Florida
El 24 de agosto de 2025, las reflexiones sobre el impacto del huracán Andrew resaltan lecciones críticas sobre preparación y desarrollo de resiliencia en Florida.

30 años después del huracán Andrew: lecciones sobre la preparación de Florida
Mientras conmemoramos el 30.º aniversario de la llegada del huracán Andrew el 24 de agosto de 1992, el impacto de esta devastadora tormenta todavía resuena en toda Florida y determina cómo nos preparamos para los huracanes en la actualidad. Robert Molleda, ahora meteorólogo de coordinación de alertas del Servicio Meteorológico Nacional en Miami, recuerda la desgarradora experiencia de Andrew mientras causaba estragos en todo el sur de Florida. Destaca que las lecciones aprendidas han transformado tanto la gestión de emergencias como la preparación comunitaria en el estado. De acuerdo a WUSF, los vientos de Andrew excedieron las 157 mph y produjeron una marejada ciclónica catastrófica de 17 pies, dejando a aproximadamente 250.000 personas sin hogar.
La destrucción que siguió fue asombrosa, especialmente en áreas como Homestead, Cutler Ridge y Florida City, donde hogares y vidas quedaron trastornados. A raíz de este desastre, iniciativas como "We Will Rebuild", liderada por la Cámara de Comercio del Gran Miami, resaltaron la resiliencia y determinación de la comunidad para superar tales adversidades. Como señaló el gobernador Ron DeSantis, desde entonces Florida se ha posicionado como líder en gestión de emergencias, centrándose en la preparación como prioridad.
Códigos de construcción y resiliencia a huracanes
Las consecuencias de Andrew exigieron cambios significativos en los códigos de construcción en todo el estado. Las medidas básicas de integridad estructural ya no eran suficientes; Los códigos revisados de Florida ahora incorporan requisitos estrictos para la resistencia al viento y los materiales resistentes a los impactos, ofreciendo un enfoque integral para resistir futuras tormentas. Elizabeth Plater-Zyberk, una destacada arquitecta, ha señalado que esta evolución en las prácticas de construcción culminó con el establecimiento del Código de Construcción de Florida en 2002. Este código exige características como aberturas reforzadas y correas para huracanes que ayudan a las estructuras a soportar la furia de las tormentas.
La investigación realizada en las instalaciones Wall of Wind de la Universidad Internacional de Florida, un campo de pruebas para resistir vientos de categoría 5, subraya la importancia de tales innovaciones. A medida que avanza la tecnología, surgen nuevas soluciones que refuerzan la resiliencia a los huracanes y garantizan que los edificios puedan enfrentar los desafíos planteados por la Madre Naturaleza. Las comunidades que han adoptado estos códigos de construcción modernos reportan costos de daños más bajos y una recuperación más rápida después de la tormenta, lo que beneficia económicamente tanto a los residentes como a los gobiernos locales.
Desafíos continuos y el camino a seguir
A pesar de estos avances, la complacencia entre el público sigue siendo una barrera importante. Muchos siguen subestimando los riesgos que plantean los huracanes, independientemente de la categoría de tormenta. Los expertos están particularmente preocupados por los recién llegados a Florida que tal vez no estén plenamente conscientes de los extensos preparativos necesarios para la temporada de huracanes. Bryan Norcross de Tiempo en Fox reflexiona sobre cómo el huracán Andrew, que tuvo vientos máximos de 165 mph y desarrolló ráfagas aún más fuertes al tocar tierra, sirve como un crudo recordatorio de la imprevisibilidad de la naturaleza.
Además, adaptar los códigos de construcción no se trata sólo de cumplimiento: es una estrategia económica que beneficia a los propietarios a través de primas de seguro potencialmente más bajas y costos de reparación reducidos. Sin embargo, las comunidades deben enfrentar el desafío de implementar estos nuevos estándares, que a menudo enfrentan resistencia por parte de quienes están acostumbrados a las prácticas tradicionales.
Las estrategias para mejorar la resiliencia a los huracanes son claras. La colaboración continua entre ingenieros, formuladores de políticas y el público es esencial para actualizar y hacer cumplir los códigos de construcción que nos protegen a todos. La educación juega un papel crucial; comprender estas medidas permite a las personas tomar medidas proactivas para salvaguardar sus hogares y a sus seres queridos, como hemos visto desde Andrew. Mientras recordamos las lecciones del pasado, comprometámonos juntos a lograr un futuro mejor preparado.