La violencia estalla en la Copa Sudamericana: ¡125 aficionados arrestados en medio del caos!

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La violencia estalló durante el partido Independiente vs. Universidad de Chile el 20 de agosto de 2025, lo que generó preocupaciones de seguridad y provocó investigaciones.

Violence erupted during the Independiente vs. Universidad de Chile match on August 20, 2025, raising safety concerns and prompting investigations.
La violencia estalló durante el partido Independiente vs. Universidad de Chile el 20 de agosto de 2025, lo que generó preocupaciones de seguridad y provocó investigaciones.

La violencia estalla en la Copa Sudamericana: ¡125 aficionados arrestados en medio del caos!

El 20 de agosto, una combinación de fervor futbolístico y caos estalló en el Estadio Libertadores de América durante un partido de la Copa Sudamericana entre Independiente y Universidad de Chile. El partido, al que asistieron fanáticos apasionados de ambos lados, se convirtió en uno de los espectáculos más violentos vistos en la historia del fútbol argentino, caracterizado más como un "motín carcelario" que como un típico enfrentamiento entre fanáticos. Según lo informado por noticias argentinas, más de 1.500 fanáticos violentos irrumpieron en el estadio, lo que provocó escenas de robos desenfrenados y venta de drogas en medio del caos.

La agitación se vio exacerbada por la ausencia de presencia policial, lo que generó serias preocupaciones sobre la seguridad pública. Los testigos describen una atmósfera caótica que se intensificó a medida que avanzaba el partido, acompañada de cánticos contra el presidente del club Independiente, Néstor Grindetti, cuyo liderazgo ha sido duramente criticado por no proteger a los aficionados. Incluso la asociación de fútbol advirtió sobre posibles actos de violencia e instó al club a limitar la venta de entradas para los aficionados locales en las zonas adyacentes a los aficionados visitantes.

Incidentes de violencia

A medida que se desarrollaban los acontecimientos, estalló el caos en las gradas, resultando en numerosos aficionados de Independiente heridos por la agresión de los aficionados chilenos visitantes. Después del partido, la asombrosa cifra de 125 personas fueron detenidas, como señaló Buenos Aires Times. Entre ellos, 19 chilenos fueron hospitalizados, dos de ellos en estado grave, lo que pone de relieve las graves repercusiones de la violencia.

Imágenes gráficas de peleas y destrucción pronto circularon en las redes sociales, provocando la indignación de los jugadores de ambos equipos, quienes condenaron colectivamente los comportamientos inaceptables presenciados esa noche. En un ambiente escalofriante, un aficionado de la Universidad de Chile incluso saltó desde las gradas superiores para escapar, aterrizando con heridas que no ponían en peligro su vida.

Respuestas y responsabilidad del club

Ante estos hechos, Independiente ha presentado una defensa ante la Conmebol, atribuyendo gran parte del caos a problemas internos dentro de su afición, específicamente a una facción denominada Villa Francia. Este grupo, implicado en el inicio de actos de vandalismo, tiene un pasado accidentado, agravado por la ausencia de una gobernanza efectiva desde la detención de su antiguo líder en 2017. unfutbol El ejecutivo del club, Daniel Schapira, cuestionó las medidas de control y admitió que "se nos prohibirá ser visitantes. El control es muy difícil. Seremos sancionados, no hay duda, y las sanciones serán severas".

El presidente chileno, Gabriel Boric, lamentó la violencia y la calificó de "linchamiento inaceptable", exigiendo responsabilidad de todas las partes involucradas. Mientras tanto, la Asociación Chilena de Fútbol planea defender a sus aficionados mientras la dirección de Independiente se enfrenta a un escrutinio cada vez mayor y a la indignación pública.

Las secuelas de este violento suceso sirven como recordatorio de la volátil red de políticas de clubes, pasiones de los fanáticos y fallas de seguridad que continúan plagando el fútbol argentino. A medida que se desarrollan las investigaciones, la responsabilidad de abordar la cultura de violencia profundamente arraigada que amenaza con eclipsar el hermoso juego recae no sólo en los clubes sino también en las autoridades y los órganos rectores.

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